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padres. Me resultó duro adaptarme. La to es que no ejercían censura alguna so-
brecha entre una secundaria del inte- bre nosotros, por lo que un día, segura
rior y la de una ciudad es grande. Otro de que nadie se fuera a enojar, comencé
nivel, otras vivencias, otro lenguaje. De a curiosear en lo que para mí eran, de al-
todos modos, me adapté. La carrera gún modo, los libros que contenían los
fue rápida. En la década del noventa secretos de la profesión de mi padre.
después de terminar mi residencia en Provista de un cortapapeles que junto a
Medicina General en el Hospital Mario las lapiceras fuentes y secantes, eran un
Larraín de Berisso, volví para ejercer en obsequio habitual del día del médico -
mi ciudad natal. Como la mayoría de de los que en mi casa había por decenas-,
nosotros trabajé en clínicas, hospitales, comencé a destripar los envoltorios. Ha-
centros de salud, dedicándome, casi con llé así –aunque aún sin consciencia- ver-
exclusividad en los últimos años, sólo a daderos tesoros. La revista MD en espa-
sector público. Es la medicina que más ñol, entre todos ellos, se convirtió en mi
me gusta. Entre tanto fui Secretaria de preferida. No recuerdo exactamente la
Salud durante 10 años y más tarde Con- frecuencia con que llegaba; creo que era
cejal. Dios mediante, me jubilaré en un trimestral. Venía directamente de Espa-
par de años. ña y ese viaje, además de ser exclusi-
Mi afición por la pintura –que es lo va para médicos, llevaba mi curiosidad
que aquí nos convoca- lejos de respon- hasta el vértigo. De esos días de lectura
der a un plan, arribó a mi vida de modo me viene a la memoria el olor a nuevo
lateral, como se nos van dando las cosas que emanaba de la revista, el brillo de la
mientras crecemos, o como dice Umber- portada, la calidad de las ilustraciones,
to Eco en el “El péndulo de Foucault”: todo impreso en un papel satinado sobre
¨Creo que llegamos a ser lo que nues- el que era un placer deslizar los dedos.
tro padre nos ha enseñado en los ratos Pero como las publicaciones allí reuni-
perdidos, cuando no se preocupaba por das superaban con creces mi capacidad
educarnos. Nos formamos con deshe- de entendimiento, daba una hojeada ge-
chos de sabiduría¨. Doy fe, en mi caso, neral y me dedicaba a mirar las fotos de
así fue. Les cuento. Corrían los años se- arte que allí se publicaban. ¨La lección de
tenta. Tendría 11 o 12 años. Mi padre Anatomía del Dr. Nicolás Tulp de Rem-
había abierto una clínica con un puña- brandt fue un flechazo. El cadáver que
do de socios a poco de que yo naciera. el pintor había tendido sobre la mesa
Era exitosa pero modesta. Allí tenía el de autopsia era más real que cualquiera
consultorio; escritorio, camilla, una pe- de los que hubiese visto en el cine cada
queña biblioteca. La falta de espacio ha- domingo, incluidas las cientos de versio-
cía que todos los libros y revistas que le nes del Frankenstein de Mary Shelly o el
llegaban por correspondencia fueran a Drácula de Stokers. Esa noche dormí con
parar a nuestra casa. No sé si mis padres la luz encendida. Recién al día siguiente,
eran modernos o despreocupados, cier- cuando volví al cuadro, reparé en el ca-
8 S.O.G.B.A.