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EDITORIAL
¿Qué cambió
en el consultorio?
Dra. ana M. Del Vecchio
Sub-directora de PublicacioneS
Desde mediados de marzo cambió la vida de todos ante la
cuarentena decretada, en algunos casos más estricta que en otros, y
así la vida nos dio un giro de 180 grados.
Comenzamos a trabajar de una manera distinta: aparecieron
barreras sanitizantes en el ingreso a lugares, pantallas de acrílico
colocadas frente a secretarias y recepcionistas, sillas decoradas con
cintas de colores que no permiten su uso, alcohol en gel en todas las
paredes y escritorios (no vaya a ser que alguien se haya olvidado
de usarlo), alcohol líquido pasado en forma reiterada y repetitiva
en todas las superficies posibles. Recién superados estos obstáculos,
logramos entrar a nuestro santuario….
Todo esto se repite, hora tras hora, consulta tras consulta: el uso
de barbijo, antiparras o máscaras, guantes, delantal o camisolín y
seguimos trabajando, con una rutina que empieza a ser agotadora,
pero seguimos adelante nosotros lo podemos todo. Entre pacientes,
tengo un tiempo y comienzo a leer: del impacto económico de la
cuarentena, del impacto social, de la educación, de lo que aparezca
en el celular cuando lo abra. Este año nadie puede decir que no tuvo
un rato disponible para leer.
Leo sobre un estudio realizado por el Observatorio de Psicología
Social Aplicada (OPSA) dependiente de la UBA donde en forma
comparativa se realizaron dos estudios: uno pre cuarentena y otro,
aproximadamente 50 días después, intra-cuarentena. Los resultados
informan que, quienes no sufrieron o sufren ningún malestar pasaron
de ser el 38,5% del total del estudio inicial al 31,5% de la segunda
muestra, y que quienes presentaron malestares psicológicos para
lidiar con ellos comenzaron o incrementaron el consumo de alcohol
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